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Uno de los principales retos despues del COVID-19 será encontrar la forma de hacer más seguros los espacios de trabajo,  lugares donde las personas pasan la mayor parte del tiempo. Especialmente se habla de los cambios que se implementarán en los espacios donde se desarrollan el Coworking y el Home Office, dos modalidades de trabajo que  se transformaron con la crisis sanitaria.

El coworking es una modalidad que en los últimos años se volvió muy popular y que consiste en la creación de espacios de encuentro donde la creatividad, la innovación y las oportunidades profesionales se potencian. Son oficinas que brindan confort y libertad además de que propician la creación de relaciones y una mayor sinergia en equipos de trabajo.

Con el tema del distanciamiento social, los espacios de coworking deberán implementar protocolos de sanidad dictados por las instituciones gubernamentales y adaptarse para asegurar el bienestar de los profesionales. Desde la perspectiva del interiorismo se prevé la reducción de los espacios colaborativos y un mayor distanciamiento entre las mesas de trabajo individual. En cuanto a los materiales de construcción, será necesario contar con acabados y mobiliario muy resistentes y fáciles de sanitizar, que desde luego vayan a corde con las necesidades de los individuos y respete esta idea de libertad y espontaneidad que brinda el coworking.

Además, se habla de innovaciones en tecnología aplicada a la arquitectura y al interiorismo. Los expertos señalan que será necesario incluir purificadores en aparatos de aire acondicionado e implementar mejoras orientadas a evitar que el trabajador entre en contacto con elementos comunes de la oficina como puertas, interruptores, etc.

También en este tiempo, diversas empresas se han percatado de los beneficios que puede traer el Home Office. Algunos de los atractivos de esta modalidad son la reducción de costos de operación y el incremento de la productividad laboral. Pero, de acuerdo con lo expertos, el Home Office implica mucho más que enviar al trabajador a su casa con una computadora y una cámara para que trabaje y participe en videoconferencias.

Con el incremento del Home Office surgirá un cambio en la forma en que los arquitectos e interioristas van a diseñar los espacios residenciales con el fin de adaptar los hogares a este modalidad de trabajo, que se prevé será permanente tras la crisis sanitaria. También las oficinas tendrán que empezar a incorporar más y mejor tecnología con el fin de adecuar sus espacios para la realización de videoconferencias. El reto será comunicar de manera eficiente la oficina con sus diferentes satélites, es decir, su personal en casa.

No sabemos qué deparará el futuro tras la crisis sanitaria, pero es necesario que las empresas, a corto plazo, comiencen a desarrollar temas de logística de la mano de un equipo interdisciplinario que tome en cuenta la parte de los espacios, la tecnología y los protocolos de seguridad. Pero lo más importante será centrarse en las individuos, que desde luego serán los que deberán sentirse seguros y cómodos en su área de trabajo.

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